EL POPCORN PATAGÓN: CRÍTICAS DE CINE EN PFW

01.03.2022

En esta sección de PFW Outreach, encontrarás un compilado de críticas de cine, enfocada en producciones populares —y otras no tanto— que destaquen por la estética de la imagen cinematográfica y el contenido científico o filosófico de sus guiones.


RIFKIN'S FESTIVAL

© Jordi Labanda

Con su clásico estilo de comedia intelectual, regresa Woody Allen con una película que debió haberse estrenado en 2020, pero aquí estamos, escribiendo esta reseña luego de de dos años de pandemia; al menos sirve para observar a San Sebastián dos o tres años en el pasado. Aunque nunca haya estado en San Sebastián —no sé por qué estoy escribiendo esto, quizás, tal vez, puede ser, no sé, para rellenar.

Y es en esta encantadora ciudad de España donde transcurre la aventura de Mort Rifkin, encarnado por Wallace Shawn, el mismo que por estos días lo vemos en The Young Sheldon, de la cadena CBS, dándole vida al físico mentor de Sheldon Cooper; un viejito mitad siniestro, mitad tierno que, por mucho que le busque, siempre actúa igual, incluso cuando hace las veces de abogado mafioso, como en The Good Wife, producida por Ridley Scott. ¿Me molesta? No. Es un actor agradable. Agridulce, a lo más, de ver.

Mort Rifkin es un profesor de cine académico —ya saben: Fellini, Bergman, esas cosas—. Con un matrimonio apagado, que cae rendido a los pies de una bella cardióloga española.

A estas altura de la carrera de Allen, yo no sé si se podrá tildar a una de sus cintas como refrescante, porque sus historias ya siempre gozan de lo mismo —culpa no tiene, en verdad. Después de todo, con tantas películas y proyectos en la espalda, es imposible no ir identificando patrones—: El chiste intelectual "-oide" cada tres minutos; la pareja dispareja; la escena donde uno de los dos se duerme de la nada, después de conversar sobre lo humano y lo divino, que sirve como una especie de elipsis media rara; la escena del pinchazo del neumático o, en su defecto, una falla en el motor del auto; la cinematografía estilo turista medio doradita; los movimientos de cámara estructurados, ordenados, y un largo etcétera. Así que terminemos esta reseña de una vez: si eres de los que se ríe a carcajadas con las últimas películas de Allen —o sea con el período al que los "críticos" menos les gusta—, con esta te reirás igual a carcajadas. Si te da sueño el hombre, esta te dará sueño igual. O puede ser que seas uno de aquellos esnob de los que habla Rifkin: gente que cae mal por presumir de sus gustos intelectuales sofisticados. Los pedantes con patas, perdón, los críticos "profesionales", seguro la odiarán.

Lo que más me gustó: los sueños del protagonista, que rinde ¿homenaje/burla? a los grandes del cine, partiendo con Otto e Mezzo de Fellini.

Lo que menos me gustó: lo de siempre con Allen. Esto del hombre viejo con la mujer más joven me revienta. Hágase ver, señor Allen.

Fin.


The Dig / La excavación

© Netflix

El color tierra y las tonalidades de pintura clásica.La nitidez de la imagen juega fantástico con una serie de planos generales bien ejecutados. Pero lo más significativo, y que constituye la firma de la cinematografía de esta película, son los viajes de la cámara en mano, evadiendo el uso de estabilizador en escenas con luz fría, sea a espaldas de los personajes o bien de frente, que evocan el estilo del filósofo del cine Terrence Malick, combinado muchas veces con travellings bruscos en dirección al rostro, concluyendo en nerviosos primeros planos, pero mayoritariamente en movimientos circulares o semi circulares.

A modo de metáfora del argumento principal, la cámara tiende a enfocar a los actores en planos medios o incluso mucho más arriba de la cintura, como diciendo: esta película se trata de un tesoro enterrado, de la muerte y de lo que no se conoce completamente; lo último se refuerza, a parte del tesoro mismo, con la incertidumbre de la guerra en ciernes y la fascinación del pequeño hijo de la protagonista con las estrellas y el cosmos, ejemplos por antonomasia de lo desconocido.

A medida que la historia transcurre, la muerte no solo acecha la vida de la protagonista, sino que se ve pasar periódicamente en la forma de aviones de combate, desde un plano general en contra picado, a partir del suelo cercano a la excavación.

Suele ser la música quien cuenta la historia paralela en una película -con un lenguaje distinto al guión hablado y a la actuación-, pero en este film es la estética visual quien replica, en forma sublime, los hechos más trascendentes de la obra.

The Queen's Gambit: la proeza estética audiovisual del 2020

Imagen: Netflix / YouTube

Sin duda, una de las grandes apuestas de Netflix para cerrar el año 2020. The Queen's Gambit es básicamente una película de siete horas.

Es cierto que hace ya varios años el nivel de ciertas series ha superado con creces las características clásicas de una historia visual de televisión, donde predominaba la simpleza en la grabación, con el incansable plano contra plano, poco movimiento de cámaras, guiones básicos o sin continuidad entre un capítulo y otro. Pero The Queen's Gambit no solo traspasa las fronteras que históricamente han dividido a una serial de una película, sino que llega al punto de construir una historia cinematográfica exquisitamente trabajada, que hace que cientos de películas (incluso algunas de gran presupuesto) se vean opacadas ante esta proeza sobretodo estética.

Así es, The Queen's Gambit es una proeza estética audiovisual. No es la primera serie en alcanzar este nivel, por supuesto. Sin necesidad de cavar muy lejano en el tiempo ni cambiar de proveedor de entretenimiento, The Crown -creada por Peter Morgan- es otro ejemplo donde la fotografía alcanza niveles de excelencia fílmica.

Pero lo que hace destacar por sobre todas las cosas a The Queen's Gambit es el gran manejo de cámara, especialmente en el uso magistral de la grúa. La grúa en el cine tiene su historia, pasó de ser un mecanismo cuyo objetivo principal era sacar al espectador de sus desplazamientos habituales como persona natural a ser el cliché técnico por antonomasia de las megaproducciones de Hollywood.

¿Quien no recuerda esos tiempos donde grandes cineastas como Orson Welles empleaban la grúa para darnos escenas inolvidables como aquella inicial en Touch of Evil? Pues bien, me atrevería a decir que The Queen's Gambit regresa a sus tiempos dorados, aunque sea por breves instantes, a esta mágica herramienta visual.

Otra de las grandes técnicas es el uso del steadicam con travelling hacia adelante, acompañado con el movimiento de los personajes a contrario sensu, lo que otorga fluidez al plano y enriquece la rapidez de los elementos. Y no es la única forma interesante en la que la cámara interactúa con los personajes; la cámara tiene una fluidez para seguirlos que pareciera bailar con ellos. Es, simplemente, una danza cinematográfica maravillosa.

Lo mejor de todo es que el director Scott Frank está a cargo de la dirección de cada uno de los episodios, y se nota. La firma del cineasta con todas estas características espectaculares está presente de principio a fin, convirtiendo así a The Queen's Gambit en una verdadera película de larga duración.

Otro acierto es el manejo del color. Si bien es cierto que los filósofos del cine han minimizado históricamente la importancia del color, clasificándolo como un elemento fílmico no específico, y donde algunos incluso han osado decir, como los psicólogos del primer congreso internacional de filmografía de 1947, que por lo general nuestra atención da poca importancia a los colores, que se borran ante la realización del objeto, yo me atrevería a decir que la versión en blanco y negro de The Queen's Gambit perdería un elemento primordial de su belleza. El color está tan bien articulado para representar a la época, que pasa de ser un elemento accidental a ser prácticamente de la esencia de la serie. En momento pareciera que estamos observando un comercial de larga duración de Coca-Cola Vintage.

Hablemos de quien encarna al personaje principal: Anya Taylor Joy es una actriz argentino británica de 24 años, conocida por protagonizar The Witch en 2015, Split en 2016 y Emma este mismo año.

Algo que claramente caracteriza a Taylor Joy es que sabe manejarse muy bien con la cámara; después de todo, fue reclutada para modelaje en la adolescencia y se nota. Sus finos movimientos, su mirada intrigante, los rasgos faciales de una muñeca del más puro estilo sueño norteamericano de postguerra, hacen que este papel le quede sin una pizca de imperfección. Desde la perspectiva intelectual, la actriz destaca por ser nativa en inglés y español; en la serie la podemos escuchar en una cuantas escenas hablando también francés y ruso. Sus papeles suelen consistir en mujeres inteligentes. En Split -Fragmentado en español- brilla en el papel de adolescente con un pasado tormentoso. En Emma le toca hacer las veces de chica aristocrática con un mayor nivel de histrionicidad, pero sin perder el recato que le caracteriza. Es, sin embargo, The Queen's Gambit, lejos su mejor papel hasta el momento.

Y para quienes se quedaron con ganas de verla en más producciones, actualmente trabaja en cinco, incluyendo un spin off de Mad Max, donde encarnará al personaje de Furiosa.

Los únicos puntos débiles que hallo son dos. Primero, por falta de presupuesto, algunos planos generales se ven bastante artificiosos, como aquel que intenta mostrar un México antiguo, pero con vehículos digitales en los que el dinero no dio para un mejor acabado. El segundo, en ciertos momentos de la serie notarán un desbalance entre el drama y el éxtasis que producen los torneos de ajedrez, en otras palabras, hay un momento en el que el ajedrez se deja un tanto de lado, pero ocurre en pocas secuencias, así que es un detalle odioso que se le puede criticar al guión, nada más.

En conclusión, The Queen's Gambit es una proeza estética del siglo XXI. Si se hubiera confeccionado en formato película y no serial, claramente debería estar en la nómina a mejor film en los premios Oscar y Taylor Joy, a sus escasos 24 años, nominada a mejor actriz.

Por todo esto, y tanto más que no se puede decir en una breve crítica, mi nota para esta obra maestra es un 9.5 de 10.

Si no la han visto, corran a maratonearla.

THE BEST SCI-FI MOVIE EVER

Photograph: Allstar/Legendary Pictures

The first time I saw Interstellar, I thought I had contemplated a sci-fi masterpiece. I am still thinking the same. Let me explain it with five arguments, focusing on its production and developments.

1. The physicist

If we study sci-fi history films, we will run into productions such as 'Metropolis,' 'Blade Runner,' '2001: A Space Odyssey', 'Solaris,' and 'Contact.' These are unforgettable pieces of art because they captured the attention not only of films' critics but scientists, and that is justified for the accurate science put on the scripts of these productions, or due to their revolutionary proposals, like time travel, parallel universes or play with the meaning of life.

During the XXI century, a large list of films with these characteristics didn't exist until we came to Interstellar.

The cinema project started, partially, inside Kip Thorne's brain, an expert in gravitational waves and Nobel laureate. Thorne wrote a draft based on a proposal from Lynda Obst, a Thorne's close friend. The project included black holes, time travel, gravitational waves, and even monsters moving around in different dimensions. The main aim was clear: write a story with accurate science, transform it into a film script, and sign a contract with a prestigious Hollywood corporation to make a dream come true. But even better: they wanted to share a space opera without violating any established laws of physics. The reason? To inspire the audience, especially teenagers, to study science careers.

2. The script

The dream went through highs and lows for years. After all, even if you are a named physicist, to get that your story calls the attention of Warner Bros or Century Fox is not an easy task. Fortunately for Thorne, his close friend, Lynda, rubbed her shoulders with elite American filmmakers. And they met with the one and only Steven Spielberg.

After their meeting, they organized a workshop in Caltech with fourteen scientists giving their ideas to perfect the story. I don't know of any other story that has been written with this level of complexity and brainstorming in the entire film history.

The team hired Johnathan Nolan to write the script, but in 2009 he couldn't continue to work for several reasons. And in 2010, they lost Steven Spielberg for budgets and administrative issues.

Nevertheless, when the dream seemed to sink, Lynda got Christopher Nolan, Johnathan's brother, to write the final script and direct the project.

And after a legal negotiation with successful results, Paramount Pictures and Warner Bros. pictures entered into a distribution contract, and the project was saved.

3. The Science

Science is the heart of the Interstellar project. Nolan hired a company called "Double Negative" to be in charge of visual effects. Thorne and the Visual effects team worked together and generated IMAX images for the film, including the famous black hole image that we can see at the end of the movie. Those images were so accurate that Thorne and other physicists used them in scientific investigations.

4. Cinematography

Christopher Nolan is well known for working with IMAX technology, which is very expensive and not recommended in closed places. That's why if you see the IMAX version released in blue-ray, you will notice that the movie combines two different ratios.

Like Stanley Kubrick did in the 60' to produce 2001, Nolan carried out the project with the most cutting-edge technology of our era. And that is reflected in results.

5. Music

Like always, Nolan hired Hans Zimmer to create the original motion picture soundtrack. Zimmer used different resources to tell the exact story with music, using analogies with a wide specter of instruments and technics, from an old organ located in a church to a wall sound, this one consist of a musical formula that combines a lot of instruments creating a densely sound; it was incorporated to planet Miller scene, where we can see a huge tsunami.

One of the most accurate of Zimmer's analogies was the sound of time, using tic tac's sounds of a watch, increasing the speed as the melody progressed, especially in a theme called 'Mountains'. Time is significant in Interstellar because the script describes characters suffering due to relativistic laws. In simple terms: the greater the mass, the greater the temporal-space deformation, and the slower a system moves.

From a Hollywood producer idea to a story polished with accurate physics thanks to a Nobel laureate scientist, written carefully with more than five years of drafting, recording with high-technology, and musicalized by a genius film score composer, Interstellar has become a sci-fi movie to a masterpiece of our era. And it is here to S.T.A.Y.